Volumen 5 Capitulo 1 Parte2

                                                                     Parte 2

La lluvia caía sin cesar, acompañada por un ruidoso sonido como si se tratase de una tormenta.

El Reino construía sus caminos sin prestarle ninguna atención a la importancia de los drenajes, sobre todo cuando se trataba de hacer simples callejones. El resultado de la pobre calidad de construcción era que en cualquier momento estos callejones se inundaban completamente por el agua acumulada durante las fuertes lluvias, haciendo parecer como si fuera un lago.

La lluvia que caía sobre la superficie de los callejones repletos de agua salpicaba muy cerca, el viento tenía el olor del agua acumulada y al mismo tiempo el agua era rociada por el aire como si se tratase de una ventisca. Esta era suficiente razón para decir que el Reino emanaba una atmósfera de estar sumergido bajo el agua.

Dentro de esta horrible atmosfera con un cielo completamente cubierto por las nubes y sin el más mínimo rastro de la luz del sol, se encontraba un pequeño niño abandonado.

Vivía en una casa abandonada. No, incluso llamarlo casa abandonada sería demasiado. Las columnas eran tan gruesas como el brazo de un hombre. Se utilizaron harapos como techo y las únicas paredes de las cuales se podían hablar no eran nada más que simples trapos a los lados.

Esta residencia no era diferente a dormir en el suelo a campo abierto, el niño que se encontraba viviendo ahí tenía seis años de edad. Al igual que la basura se despeja a un lado, se acurruco al costado de la parte superior de una tela fina.

La madera actuaba como columna, los trapos estaban tanto en el techo como en las paredes, parecía un tipo de base secreta, que construirá un niño de su edad.

Esta casa que no era diferente de estar en campo abierto, era lo único que protegía al pequeño niño de la lluvia. El brusco descenso de la temperatura de la lluvia incesante envolvió al niño en un escalofrío que hizo que su cuerpo temblara incontrolablemente. El calor de su aliento que era la única prueba de que aún seguía consciente fue desapareciendo poco a poco y del mismo modo la temperatura del cuerpo del niño comenzó a disminuir.

Antes de que el niño pueda llegar hacia la casa, la lluvia lo había empapado durante el camino y ahora estaba perdiendo su calor corporal, rápidamente.

No había forma de detener el constante temblor que recorría por todo su cuerpo.

El frío se filtró en su cuerpo, su cuerpo estaba helado a tal grado que ya no podía sentir los moretones de una golpiza anterior. Tal vez no poder sentir el dolor de los moretones, era la mayor felicidad que había tenido.

El muchacho yacía de costado y se quedó mirando el callejón inundado por el agua, podía sentir como si todo el mundo hubiese desaparecido.

Los únicos sonidos que podía escuchar era la lluvia y la de su propia respiración. Era una tranquilidad total como si él fuese el único en el mundo.

Aunque era apenas un niño, el muchacho sabía que probablemente iba a morir.

Él aun no tenía la edad suficiente para poder comprender algo tan profundo como el significado de la muerte, por esa misma razón el niño no estaba asustado. El niño nunca en su vida había conocido algo por lo que valiese la pena vivir. La única razón por la cual se había aferrado a la vida hasta ese momento era porque no le gustaba el dolor, casi como un escape.

Aunque hacía frío, si él pudiese morir de una forma indolora como esta, entonces la muerte no era tan mala.

Mientras que comenzaba a perder la movilidad de su cuerpo empapado, su conciencia empezó a desvanecerse.

Él debió de haber podido encontrar un mejor lugar para protegerse de las fuertes ráfagas de viento. Pero él fue atrapado por una banda de matones y lo golpearon hasta que apenas pudiese moverse, en esas condiciones esta casa abandonada fue lo mejor que pudo encontrar.

Apenas tenía recuerdos de pequeños momento felices. Todo lo demás eran recuerdos de su desgraciada vida.

Su boca no había tocado comida en dos días, pero algo como eso era normal así que para él eso no era una desgracia. Sus padres lo habían abandonado y él se quedó solo, sin nadie que lo cuidara. Pero él había estado viviendo así durante mucho tiempo, así que tampoco lo consideraba una desgracia. El olor desagradable a su alrededor tampoco era una desgracia. Después de todo, eran los trapos los que causaban ese olor. Todas las veces en la que tuvo que llenar su estómago con agua sucia y comida podrida no era una desgracia para él, ya que eso era lo único que había probado en toda su vida.

Tampoco tenía nada que ver con la casa abandonada donde se encontraba recostado, tampoco consideraba como desgracia que hayan destruido la casa que él se había esforzado por construir, Ni su cuerpo totalmente lleno de moretones y heridas por las golpizas frecuentes. Nada de eso era una desgracia para aquel niño.

No.

La desgracia de aquel niño, era que él no podía ver como algo malo todo lo que le había pasado, para él eso era algo a lo que estaba acostumbrado.

Pero incluso ahora, todo eso ya había pasado.

La triste vida que aquel niño ignoraba estaba por llegar a su fin.

La muerte llega a afortunados y desafortunados por igual.

Ciertamente. La muerte es absoluta.

Cerró los ojos.

Su cuerpo había perdido la capacidad de sentir, y el niño ya no podía sentir el frio recorriendo por su alrededor, incluso el simple hecho de mantener los ojos abierto en su condición actual era una tarea muy difícil.

Podía oír un diminuto sonido, era el sonido de su corazón que poco a poco se hacía más lento mientras era envuelto por las tinieblas de la muerte. En el mundo, donde el único ruido que podía oír era la lluvia y su propio corazón, un extraño sonido intervino.

Aquel sonido parecía tener mayor claridad que el ruido ocasionado por la lluvia. En su conciencia la decoloración, la curiosidad del niño llevó hizo que reuniera todas sus fuerzas para poder abrir sus ojos.

En su visión toda borrosa y apenas visible, pudo ver a alguien.

El muchacho abrió los ojos como platos.

Fue hermoso.

Por un momento, él no sabía si lo que estaba viendo era real.

Como una joya, un pedazo de oro. Tales expresiones habrían sido apropiadas. Pero alguien que como el niño que apenas conocía alimentos podridos y agua sucia no conocía aquellas palabras.

Eso era correcto.

Sólo había un pensamiento que pasaba por su mente.

El sol.

El objeto más hermoso en su pequeño mundo y, al mismo tiempo, el más alejado de su alcance.

El mundo completamente gris ante sus ojos, las nubes oscuras que impedían ver el cielo. Tal vez ellos habían sido los responsables. El sol salió en un viaje porque no había nadie que lo pudiese ver y regresó, apareciendo frente a sus ojos.

Eso era lo que él pensaba.

Una mano se estiró y acarició su rostro. Y-

Hasta ahora, el muchacho nunca en su vida había sido tratado como un ser humano.

Nadie lo vio como tal.

Pero ese día, se convirtió en humano.

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Mes 9, Día 3, 4:15

Situado en la zona más profunda de la capital de Re-Estize Unido al castillo. Sus paredes rodeaban un área de 1.400 metros con un anillo protector de doce enormes torres de vigilancia cilíndrica.

La habitación estaba situada en el interior de una de estas doce torres.

Con todas sus luces apagadas, una persona estaba tendida en la cama de la habitación. Aquel sujeto se encontraba en una edad de cambios, el límite entre ser un niño y volverse un hombre.

Su pelo rubio se truncó y su piel bronceada despedía un aspecto saludable.

Aquel joven se llamaba Climb.

Él no tenía ningún apellido, le fue concedido el permiso para ser el guardaespaldas personal de la princesa del Reino conocida como [La Princesa Dorada], era un cargo que causaba la envidia de muchos soldados hacia él.

Él se despertó mucho antes de que el sol pudiese anunciarse en el cielo.

En el momento en que recobro la conciencia después de haber dormido, su mente se mantuvo afilada y su cuerpo estaba lo suficientemente activo como para realizar todas sus actividades físicas sin ningún problema. Dormir bien y despertar rápidamente, era algo de lo que Climb se enorgullecía.

Sus ojos se abrieron, revelando una mirada con una voluntad tan dura como la del hierro, aquello reflejaba lo decidido que estaba por cumplir su tarea.

Climb se levantó y se pudo a un lado de su cama. Incluso durante el verano, las paredes de piedra que lo rodeaban hacían que las noches fueran frías.

Se frotó los ojos y descubrió que sus dedos se pusieron húmedos.

"... Ese sueño otra vez."

Climb utilizó sus mangas para limpiar las lágrimas en su rostro.

Un recuerdo de cuando era un niño, las fuertes lluvias de hace dos días debían de haber sido la causa de que él tuviera ese sueño y recordara su pasado.

Las lágrimas en su rostro no eran por los dolorosos recuerdos.

¿Cuántas veces en la vida, una persona puede llegar a conocer a alguien digno su total respeto? ¿Cuántas personas por la que alguien daría su vida sin pensarlos existían?

La chica que salvo la vida a Climb en aquella noche lluviosa era una de esas personas.

Las lágrimas de Climb, eran lágrimas de alegría, lágrimas que agradecían aquel milagro durante esa noche lluviosa, lagrimas que agradecían el haber podido conocer a aquella chica.

Climb estaba de pie, mientras mostraba una expresión energética y decidida.

Su voz era áspera por el excesivo entrenamiento al que se sometía, él dijo una palabra.

"Luz."

La lámpara que colgaba en el techo reacciono a la palabra y la habitación se ilumino de luz blanca. Aquella lámpara era un objeto mágico [Luz Continua].

Aun así este era un objeto utilizado con mucha frecuencia, la razón por la que Climb tenía este objeto en su cuarto no era por ser el guardaespaldas de la princesa.

Incluso si era por la luz, quemar algo dentro de una torre de piedra, con su pobre flujo de aire, era inseguro. Por eso a casi todas las habitaciones se les había proporcionado una fuente de luz mágica, a pesar de los costos iniciales de desarrollo.

El suelo y las paredes iluminadas por la luz eran de piedra. Había una alfombra fina que cubría el suelo. Lo único después de eso eran los muebles de la habitación

incluida una cama de madera de mala calidad, un armario un poco grande para dar cabida a sus armas y armaduras, un escritorio con cajones, y un cojín delgado que estaba encima de una silla de madera.

Una tercera persona pensaría en esta habitación como algo común y poco impresionante, pero para aquellos que tenían el rango de Climb, este tratamiento era envidiable.

Los soldados no tenían habitaciones privadas. Ellos tenían una habitación para todo su grupo. Excluyendo las camas, lo único que se les otorgaba a los soldados era un cofre para guardar sus pertenencias.

En una esquina de la habitación de Climb se encontraba una armadura de color blanco. La armadura tenía un brillo tan espectacular que parecía como si luz del sol se reflejara en ello. A un simple soldado jamás se le concedería tal armadura.

Este tratamiento especial no era algo que Climb haya obtenido por su propia fuerza, sino más bien un gesto de agradecimiento por parte de su amo. Esta era una de las razones por la cual todos los soldados envidiaban a Climb.

Abrió el armario y comenzó a cambiarse mientras se miraba al espejo.

Después de haber cambiado su ropa que olía a metal, se puso una cota de malla sobre su atuendo. Normalmente luego de eso, él tendría que ponerse su armadura blanca, pero en su lugar, optó por un chaleco con numerosos bolsillos y terminó con un par de pantalones. En su mano tenía un palo de madera envuelta en una toalla.

Por último, se veía a sí mismo en el espejo, y se aseguraba que no le faltara nada, asegurándose de que todo su equipo este ordenado.

Cualquier fallo en Climb potencialmente podría convertirse en un arma para lastimar a su ama, [La Princesa dorada], Renner.

Por eso él siempre debía de estar alerta. Su razón de existir no era causar daño. Sino era jurarle lealtad a ella.

Climb cerró los ojos frente al espejo y pensó en el rostro de su ama.

(La Princesa Dorada - Renner Theiere Chardelon Ryle Vaiself.)

Como si fuese una diosa, una mente benevolente y radiante acorde con su sangre real, y la sabiduría que la caracterizaba.

Ella era espectacular, una noble entre los nobles, una mujer perfecta.

Ella brillaba como si estuviese hecha de oro, nada podría atreverse a dañar una joya tan hermosa

.

Si uno tuviera que compararla con un anillo, Renner sería similar al enorme diamante sobre este, ¿Entonces quién era Climb? Él sería las púas que rodeaban la joya. Incluso ahora, el seguía apenado, aun así no podía dejar que so lo deprima.

Climb no pudo detener aquel sentimiento caliente que surgió en su pecho al pensar en su ama.

Incluso un devoto creyente de su fe estaría en apuros para eclipsar como Climb.

Después de mirar fijamente en el espejo durante algún tiempo, Climb, habiendo determinado con convicción que no iba a ser un obstáculo para su ama, asintió con la cabeza en la satisfacción y salió de la habitación.